Con apenas una sesión propia en Diputados y una seguidilla de reveses en el Senado, el Gobierno de Javier Milei enfrenta un escenario parlamentario hostil. Entre derrotas en el recinto, parálisis en comisiones y una estrategia defensiva para evitar nuevas caídas, La Libertad Avanza opta por cerrar el recinto antes que arriesgar el quórum. Mientras tanto, la condena a Cristina Kirchner sacude el clima político en ambas cámaras.
De las cuatro sesiones que han tenido lugar en lo que va del año en la Cámara de Diputados, solo una fue impulsada por el oficialismo. Fue la del 19 de marzo pasado, cuando el Gobierno estaba urgido por tratar el decreto de necesidad y urgencia del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Más allá de eso, sus principales éxitos en esa cámara consistieron en evitar que la oposición pudiera reunir el quórum en un par de sesiones, pero debió soportar que en otras tres reuniones la oposición se saliera más o menos con la suya.
Peor le ha ido este año en el Senado, donde lo único que ha experimentado el Gobierno este año han sido reveses. Al menos si tomamos el rechazo de la ley de ficha limpia como tal, dadas las sospechas sobre la autoría intelectual del voto negativo de los dos senadores misioneros.
Eso fue el 7 de mayo; pero peor fue para el Gobierno cuando el 3 de abril fracasó el tratamiento de los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla. En ambos casos fueron sesiones pedidas por el oficialismo, pero las dos terminaron con resultados adversos.
Ya se sabe que la Cámara alta es la más complicada para el mileísmo, donde más le cuesta hacer pie. Porque es una minoría extrema, con solo 6 senadores (menos del 10% del Cuerpo), pero además allí ya no tiene relación con la titular de la Cámara, Victoria Villarruel.
Por el contrario, la relación con la autoridad principal de la Cámara baja es la mejor, pero tampoco eso es garantía de un buen pasar para las leyes allí tramitadas.
En rigor, no es que no haya leyes que le interesen al Poder Ejecutivo, sino que el oficialismo tiene claro que cada vez que se abren las puertas de los recintos está expuesto a sufrir derrotas, o transpirar la gota gorda para evitarlas. El último instante de la sesión de la Cámara de Diputados del 4 de junio pasado fue una módica muestra del delgado desfiladero por el que suele transitar allí La Libertad Avanza. Martín Menem acababa de evitar que el tucumano Pablo Yedlin consiguiera filtrar el tratamiento de dos emplazamientos (sobre la crisis en el Garrahan y el presupuesto universitario), haciendo votar antes la emergencia en Bahía Blanca, para que a continuación la sesión se quedara sin quórum y la oposición se fuera con un gusto agridulce por no haber conseguido ese objetivo. Aunque antes le había propinado tres sonoras derrotas, al aprobar dos proyectos previsionales y la emergencia en discapacidad. No se recuerda una jornada legislativa más adversa para la gestión libertaria.
Ya en la primera sesión del año, el 12 de marzo, la oposición había conseguido emplazar por el caso $LIBRA, aunque en esa misma jornada el oficialismo logró dejar sin quórum (en una maniobra cuestionada) la sesión antes de tratar la derogación de las facultades delegadas de Javier Milei.


Bloqueo en la Cámara alta
En el Senado se encuentran las tres medias sanciones que aprobó la Cámara baja en su última sesión. Previsiblemente la oposición quiere darles rápido tratamiento, con la intención de convertir esos proyectos en ley, pero no hay señales de tratamiento en comisión para dictaminar. En una semana como la que viene, con dos feriados, habrá presencia mínima de legisladores, y en el Senado no hay ni una reunión de comisión convocada. Hay, sí, un encuentro sobre la ley de emergencia en discapacidad convocado por el senador chubutense Carlos Linares, con invitados, este martes a las 14, pero eso no tiene nada que ver con los giros asignados para que el proyecto tenga el dictamen correspondiente.
Está clara la estrategia del oficialismo respecto de los temas previsionales y la emergencia en discapacidad: demorará lo máximo posible para evitar el tiempo que pueda que se conviertan en ley.
Sobre llovido… la condena
En este contexto se ha dado también la condena de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que ha puesto a Unión por la Patria en estado deliberativo en ambas cámaras. La semana pasada un plenario convocado para tratar la ampliación de la Corte Suprema se suspendió en el Senado precisamente por la ausencia de miembros de UP, en tanto que en Diputados se suspendieron dos reuniones que tenía previstas la Comisión de Cultura, presidida por una diputada de UP, la catamarqueña Silvana Ginocchio. También fue postergada la reunión de la Comisión Mixta Revisora de Cuentas.
En las pocas reuniones que sí se realizaron, los diputados de UP hicieron acto de presencia para expresar sus airados cuestionamientos a la situación planteada con CFK y luego se retiraron. El tema sin lugar a dudas va a ser eje de discusiones permanentes, tanto en las comisiones como en el recinto.
Los riesgos para el oficialismo
En el inicio del período ordinario, el oficialismo había adelantado la intención de tratar el Régimen Penal Juvenil de manera inminente. De hecho, el presidente Javier Milei había pedido puntualmente al pleno en ocasión de la Asamblea Legislativa el tratamiento de esa ley. Sin embargo el oficialismo no ha convocado para tal fin, a pesar de contar ya con el dictamen correspondiente. Pasa que el Gobierno prefiere que las puertas del recinto de Diputados permanezcan cerradas para evitar que, por ejemplo, la oposición logre colar emplazamientos, la resolución de la paridad en la comisión investigadora $LIBRA y -sobre todo- la votación de dos auditores opositores para la AGN.
Dadas las circunstancias, el oficialismo desarrolla una tarea defensiva, o bien “de bloqueo”, que es la que se le recomienda a todo gobierno en minoría. El problema es que le urge al Gobierno aprobar el proyecto de ley de reparación de los ahorros de los argentinos; esto es, una reforma de la Ley Penal Tributaria. El oficialismo ya adelantó que para ellos es prioritaria, pero todavía no hay señales de tratamiento en comisión. El proyecto tiene giro a las comisiones de Presupuesto y Hacienda, de Legislación Penal y de Legislación General, por lo que será tratado en plenarios, pero todavía no figura en agenda.
Según pudo saberse, la mora radica en que no están aseguradas las firmas necesarias en la Comisión de Presupuesto y Hacienda. De los 49 integrantes de la comisión que preside el diputado José Luis Espert, el oficialismo tiene garantizadas 23 firmas, incluida la del cordobés Ignacio García Aresca (Encuentro Federal).
De la vereda de enfrente, la oposición más dura podría tener garantizadas 24 firmas, sumando las 20 de UP, 3 de Democracia para Siempre y una de la izquierda. El Gobierno debería garantizarse al “Colo” Rizzotti, de Democracia para Siempre, de modo tal de dejarlos en 23. Y que Nicolás Massot, de Encuentro Federal, no se sume a ese espacio.
Se ve que no están garantizadas las firmas, de ahí que todavía el oficialismo no se decide a convocar. Lo bien que hacen en ese caso.
Pero lo cierto es que, en definitiva, el Congreso se encuentra inmerso en un fuerte parate de ambas cámaras… y eso que todavía no arrancó de lleno la campaña electoral.
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