Son tiempos donde prima el individualismo, quizás ante un discurso que dejamos crecer, o posiblemente como parte de un proceso necesario para volver a la raíz, una vez más, en un ciclo que hasta a veces parece vicioso en la Argentina .
Son tiempos donde nos rodeamos de una coraza y nos olvidamos del otro, de quien es parte nuestra, por más que ignoremos, en una sociedad donde cada uno tiene un rol. Ese «otro» no es ajeno a cada uno, es parte.
Estamos olvidando que las circunstancias, los desafíos, las puertas o paredes que se nos presentan no son iguales para todos. Para muchos, los obstáculos tienen dimensiones mucho más grandes. Es allí, donde la solidaridad y la empatía deben volver a jugar un rol crucial. Argentina es solidaria, empática, siempre lo fue. No nos alejemos de eso. Basta mirar los acontecimientos actuales para reflexionar si estamos con esa mirada necesaria para entender al otro, a quien no come, a quien no tiene techo, a quien busca un lugar. No se trata de marginar, sino de involucrarse.
Alcemos y quitemos la corteza a ese espíritu que hoy está endurecido por una simiente que están queriendo hacer crecer, y que no es la esencia de nuestra querida Argentina. Pensar en el otro no es malo, obrar por el otro enaltece, y sobre todo nos ayuda como sociedad, en estos tiempos tan difíciles.
Más historias
Concordancia y Renovación
Polémica por foto en Dubai de un funcionario provincial junto a una comitiva de Discapacidad de Nación
¿apurado? ¿o bien hecho?