El bono de 5 mil pesos podría ser la última promesa que le falta incumplir a Macri

El bono de 5 mil pesos que prometió el gobierno de Mauricio Macri a trabajadores del sector privado queda cada vez más lejos de la realidad. La crisis pyme que generó Cambiemos es el principal impedimento a la hora de instrumentar una medida, que se asemeja a un baldazo de agua para apagar un incendio que lleva muchos meses.

Tras el encuentro con dirigentes de la CGT, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, había asegurado que esta semana estarían definidos los alcances y detalles del complemento, que sería de carácter obligatorio y su implementación se fijaría por decreto. Sin embargo, la dilación de las negociaciones se alargan y el malestar en sector empresario sube.

Diversas cámaras empresarias ya mostraron su enojo con el Gobierno. Las distintas ramas agrupadas en la Confederación General Empresaria de la República Argentina (CGERA) señalaron a este medio que las altas tasas de interés, la retracción del consumo y la megadevaluación atentan contra la idea del bono.

En diálogo con El Destape, el presidente de CGERA, Marcelo Fernández, dio su perspectiva: “Es imposible de pagar porque no podemos. En este contexto, pretender que nosotros podamos absorber un 30% de aumento de materia prima y de costo y darle plata a la gente, es ridículo”.

En ese sentido, Fernández agregó: “Le estamos pagando a los proveedores el aumento. Estamos recién proyectando los precios nuevos, es decir que no tenemos la plata hoy. Se la estamos dando a los proveedores dolarizados, que presionan con no entregar mercadería”.

El mismo mensaje bajó desde la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), que señaló a este medio que “no hay ninguna herramienta que permita hacerlo ahora”.

Sobre esto último, Fernández remarcó que una salida “sería discutirlo por sectores”. Y añadió: “Aquellos que hayan tenido una respuesta rápida de reactivación que le vuelquen la plata la gente, y aquellos que les cueste más, como el sector automotriz, pedirle este esfuerzo es realmente ridículo”.

Dudas y más dudas

Durante la semana, Sica planteó que aún dialogan para definir los detalles de erogación y plazos de pago, aunque desde la CGT no quieren perder más tiempo porque la idea original era pagarlo en octubre. Desde Producción habían explicado que la cifra de inflación de agosto, que fue del 4%, iba a ser determinante para delinear cifras.

Sin embargo, la proyección de suba de precios para septiembre es mucho mayor, ya que se espera un traslado del aumento en el segmento mayorista (11%) al minorista. De este modo, el reclamo desde los sindicatos podría ser superior a los 5 mil pesos, lo cual ahogaría aún más a las pymes. Incluso en el caso de ser decretado, el sector empresario ya advirtió que el desembolso no podría ser pagado por la enorme mayoría.

En este contexto, es inminente que el Ejecutivo haga oficial un bono de 5 mil pesos para 100 mil personas que no cobren otro ingreso en los distritos gobernados por Cambiemos: ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires, Mendoza y Jujuy. En tanto, en la última semana también los intendentes se sumaron y oficializaron el pago de sumas no remunerativas que van hasta los 18 mil pesos, de manera de compensar el impacto de la inflación sobre los salarios de los estatales.

Un “bonito”

Desde 2015, el poder adquisitivo de los asalariados registrados se desplomó aproximadamente un 17%, mientras que para el salario mínimo vital y móvil (SMVyM) fue del 33,6%, según Synthesis. A su vez, el haber mínimo jubilatorio y la Asignación Universal por Hijo (AUH) cayeron 20,5% y 6,3%, respectivamente.

Para este año, se estima un incremento salarial entorno al 3% mensual. Así que para recuperar el poder adquisitivo del año 2015, los asalariados deberían recibir más de 250 mil pesos. En tanto, los jubilados que cobran la jubilación mínima y aquellos beneficiarios de la AUH deberían cobrar más 60 mil pesos y casi 9 mil pesos respectivamente cada uno.

Ahora, restará saber qué dictaminará el Gobierno, que en el -aparente- final de su mandato, pretende volcarle todo el peso de la crisis a las mismas empresas que dinamitó con su programa de ajuste y desindustrialización.

Fuente: El Destape

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