Macri robot: los límites del discurso presidencial

Esta semana Mauricio Macri brindó una conferencia de prensa desde Córdoba, la provincia en la que arrasó en las elecciones de 2015. El tema fue abierto, pero el objetivo tácito fue explicar el ajuste tras conocerse los datos del segundo tramo del acuerdo con el FMI. Luego, la prensa prefirió destacar lo más taquillero, como las declaraciones anti inmigrantes de los que “se tiene que ocupar” la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Nada mejor en tiempos de crisis que inventar enemigos imaginarios para canalizar las furias y frustraciones sociales. Todo muy década del 30 del siglo pasado.

El clima de la conferencia fue sin embargo muy distinto a su contenido. No faltaron los comedidos con las preguntas sobre el único tema en el que la verba presidencial se desenvuelve con alguna soltura: el fútbol. Pero la distensión duró poco. El contrapunto principal fue entre periodistas que hacían preguntas casi desesperadas describiendo la dura realidad del deterioro económico y social y un presidente que repetía una y otra vez las mismas respuestas cambiando el orden de las frases. Parecían las réplicas pre programadas de un asistente digital.

Citando rápido: “es el único camino posible”, “vamos a volver a crecer”, “creo en ustedes”, “tenemos talento y recursos naturales”, “entre todos tenemos que lograrlo”, “tenemos que sentarnos alrededor de una mesa”, “todos juntos”, “estamos en el camino correcto”, “la economía es como la de ustedes en su casa”, “no se puede gastar más de lo que entra”, “todos los países del mundo tienen equilibrio fiscal”, “no podíamos seguir viviendo de prestado”, “pagamos muchos impuestos”, “necesitamos un presupuesto equilibrado”, “generar empleo privado de calidad”, “volvimos al mundo”, “ahora confían en nosotros”, “la transparencia nos ayudará a terminar con la pobreza”, “la corrupción fue la causa de lo que nos pasa”, “desde hace 70 años”.

El orden de los factores no altera el producto, pruébelo. Y desde hace casi tres años funciona, aunque esté todo mal, no tenga nada que ver con la realidad y con prescindencia de la papa en la boca.

Fuente: El Destape

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *