
Otra absurda opereta de Zbol y los medios poggistas.
A tal punto del ridículo llegan con querer crear fantasmas e inventar historias de las cuales no miden las consecuencias. No miden que esas mismas redes sociales donde pretenden viralizar las fantasías generadas para intentar desacreditar todo lo que se está haciendo en el gobierno provincial pueden volverseles en contra con la sola verdad.
Bastó con que inventaran una historia en la que hacen mención a la entrega de estampillas en Villa Mercedes donde, según ellos, un grupo de jóvenes de la brigada alentó al ex-gobernador , hoy candidato de Cambiemos, Claudio Poggi.
Lo bueno es que una simple verdad puede eclipsar la más grande de las mentiras, y un ejemplo de ello fue lo que sucedió en el mismo artículo que Zbol publicó en su red social bajo el título «lo jóvenes deciden» tomándose atribuciones de inventar lo que no sucedió, mentir como generalmente lo hacen, y el adjudicarse el saber que piensa el gobernador, todo con la tendencia característica de los medios poggistas, que tienen el fin, como parte de su estrategia, de mentir y difamar lo que, lamentablemente para ellos, está bien en San Luis.
Esa verdad que echó por tierra lo que intentaron difamar desde dicho medio fue la misma opinión de los alumnos que estuvieron en el evento, y que optaron por contestar en la misma red social, incluso algunos de ellos dejaron en claro que lo que sucedió no fue ni cerca a los mencionado por ese medio opositor. Además mencionaron que el «grupo» que coreó el nombre del ex-gobernador no eran alumnos.
Por último, contradiciendo a lo que dicho medio miente, cuando asevera que por orden del gobernador no se le entregó estampillas al grupo que coreó y que, según dicho medio era todo el estadio y después contrariamente afirman que solo fue un grupo, uno de los comentarios los dejó totalmente evidenciados ya que asegura que a nadie se les negó la estampilla escolar, algo que por derecho le corresponde a todos los alumnos y que es precisamente una de las políticas generadas por Alberto Rodríguez Saá.
Por suerte, la mentira tiene patas cortas. Esta vez muy cortas!

Los comentarios los dejaron malparados