Poggi retrocede en las encuestas y arma despliegue mediático para victimizarse

Con la vista puesta en el infinito como imaginando multitudes inconmensurables, Claudio Poggi ayer desde lo alto de las escalinatas de Tribunales agradeció “A todos los que han venido desde todos los puntos de la provincia a acompañarnos en este reclamo”.

En realidad eran menos de 100 personas las que se juntaron a hacerle el aguante al ex gobernador, quien se presenta como la renovación política de la provincia cuando en realidad durante 30 años fue uno de los funcionarios clave del gobierno provincial, con un poder equiparable al de Julio de Vido dentro del kirchnerismo. A pesar de que las Madres del Dolor con sus marchas juntan más gente, Poggi desde las primeras horas de la mañana puso en funcionamiento desde las redes sociales una maniobra para posicionarse dentro de la agenda mediática, jugando a la víctima y acusando al juez Agustín Ruta de proscribir al partido Avanzar.

A pesar de que Poggi cuando fue gobernador presionó hasta el hartazgo al mismo juez para obtener fallos a medida, ahora el riocuartense se acordó de la independencia de poderes y decidió atrincherarse en el pasillo del tercer piso del Poder Judicial para exigirle a Ruta que rapidito le entregue la habilitación partidaria.

Sin gestión para mostrar y sin hechos políticos comunicables, con medios propios de escasa credibilidad y con una interna con el radicalismo donde la UCR intenta embretar a Poggi dentro de una elección interna, el ex gobernador jugó ayer una carta difícil que en principio mostró la fragilidad de su armado político y una escasa convocatoria.

Secundado por dirigentes políticos extraviados como por ejemplo Joaquín Mansilla y Ricardo Bazla, quienes a nivel nacional despotrican contra Macri pero que a nivel local buscan hacerse de un morral donde alimentar sus desmedidas aspiraciones y por lo tanto no tienen empacho en subirse al carro del macrismo vernáculo, Poggi salió ayer a medir fuerzas en principio con sus socios radicales, con la idea de mostrarles que no es alocado el reclamo del 50 por ciento de los cargos dentro de la lista que presentarían para las próximas elecciones y que si no acceden, tampoco los necesita y ahí tienen la puerta. Sin posibilidades de ocupar territorio, con un libro editado que pasó con más pena que gloria, con las elecciones primaras encima, con un panorama político ocupado por el peronismo y con el gobierno de Macri con una creciente imagen negativa, Poggi la semana pasada intentó despegarse de la estrategia del gobierno nacional y para ello dijo que él siempre fue peronista, a pesar de que en la universidad militaba en Franja Morada.

Sin embargo Poggi no tiene donde ir y necesita de un paraguas macrista que cada vez pide más sin dar nada a cambio, salvo un par de ATN, que para colmo fueron capitalizados de manera obscena por los mismos radicales que antes se desgañitaban gritando contra las arbitrariedades distributivas del peronismo.

La estrategia poggista de recurrir a la victimización pública es peligrosa porque para ello necesita multitudes en las calles que lo salven del papelón y que le otorguen legitimidad al reclamo, pero el límite de esta posibilidad está dado por la renuencia del electorado macrista a la movilización pública a la que ven como cosa del peronismo “choriplanero”, mientras que los dirigentes peronistas nucleados en los alrededores de Poggi –tal es el caso de Edgar Magallanes- no movilizan a nadie y en su mayoría son conocidos como inservibles, corruptos y mentirosos.

Fuente: LPSL